Comida para monstruo
Antes de volver al apartamento decidí pasar por el supermercado, compré un detergente, unas bolsas de leche y un pan tajado.
Ya adentro fui lo más despacio que pude y me detuve a ojear una revista, que al final no compré, preferí hacer la fila con más ancianos y ver cómo esperaban hasta llegar a la caja para buscar su dinero, la mayoría de veces monedas de la más baja denominación.
Pese a estar desesperado, cualquier lugar era mejor que volver a casa e encontrar al monstruo, que a esa hora, ya tendría hambre.