Jesús en una esquina
Me llamo Jesús, me pusieron así en honor a un amigo sindicalista de mi padre que fue asesinado en una refriega con la policía antimotines durante el tiempo que mi madre se encontraba embarazada, razón por la que no me llamo Vladimir, y he aquí la duda que me aqueja: yo soy yo por ser la suma celular, neuronal que conduce a que este individuo llamado Jesús sea como es o el nombre ha influido en el desarrollo de los pequeños eventos, que al final de la jornada condujeron a que saliera del trabajo y fuera a encontrarme con un grupo de amigos para repartirles a los pobres un mendrugo de pan con un chocolate; o quizá si mi nombre hubiera sido Vladimir no habría muerto en una esquina viendo como el hombre al que trataba de ayudar corría con los pocos billetes que yo llevaba en el bolsillo para volver en bus a casa.