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Comprar un tigre

No es fácil comprar un tigre: lo primero que debe hacer cualquier interesado es volar hasta un país donde haya tigres, y una vez allí debe sobornar un funcionario público, razón por la que muchos prefieren viajar a Sudamérica y contentarse con adquirir un tigre de los árboles o un león de montaña; sin embargo para el verdadero experto estos no son más que tigrillos y pumas.

Nadie atrae la admiración de sus amigos con estos felinos, incluso se puede uno volver el hazmerreír de sus vecinos, quienes probablemente si hayan adquirido un tigre.

Así que lo mejor es volar a Bengala y buscar un funcionario que hable inglés y sobornarlo para obtener un espécimen de la localidad, lamentablemente los hindúes son una sociedad quisquillosa y no soportan que los sobornen de frente; pese a los grandes avances que la colonización británica les dejó, no lograron quitarles los hábitos propios de la mujer.

Tomando esta recomendación en cuenta, viaje y nunca diga tigre y soborno en una misma oración; use cualquier palabra, no importa si para usted carece de sentido: por ejemplo, diga buenas tardes vengo por una cuchara, a quién hay que endulzar; vengo a demostrar los beneficios de usar un colchón de resortes o el piso ajedrezado es muy interesante, pero mejor combinar el negro con amarillo. Aunque usted no lo crea, el funcionario sabe que usted está esperando sobornarlo y llevarse un tigre.

Pese a todo lo bueno que le he podido contar aquí, hay un problema: como el mundo está dando un giro hacia la trasparencia, los sobornos se han vuelto escasos y, es de conocimiento público, que los funcionarios no logran llegar a final de mes con sus pingues salarios, lo cual ha encendido las alarmas entre los conservadores de esta especie. Los más radicales. Por eso aíslo la frase con puntos, dicen: que nos enfrentamos a una extinción masiva de funcionarios, no de tigres.

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