Carta de reclamaciones
Ante todo un cálido saludo a todo su equipo de la revista. Quiero comentarles que los brazos llegaron a tiempo, así como las piernas, cabeza y tronco; por otra parte el cerebro tuvo un retraso de tres semanas producto de las nuevas leyes impuestas por la mayoría de naciones para obligar a los consumidores a comprar el cadáver completo.
Gracias a las autoridades de Egipto pudimos saltar las nuevas reglamentaciones y hacernos con cerebros, como nos fue indicado. Después de formar nuestros propios monstruos y de conectarlos a la batería de alguna camioneta, tal como lo indicaba el artículo, nos llevamos la poco grata sorpresa de haber construido un ser que camina de manera errática y balbucea por unos derechos que él cree, le corresponden:
-Quiero una compañera, soy gente.
Estos monstruos se encuentran fuera de control, quienes apenas lograron traerlos a la vida fueron afortunados y les basta tomar una pica y clavárselas en esos cráneos con turbante, pero aquellos que salieron mejor, casi como los modelos producidos en Suiza, nos encontramos lamentando nuestra pericia, pues el portento, pese a lo errático es bastante rápido y no se vayan a engañar, son listos.
En mi caso, tan pronto me ve acercándome al armario de herramientas, levanta las manos y emite un chillido como de gorila, se golpea la cabeza y grita:
-No, no, no padre malo!
Creo hablar por todos aquellos lectores que hemos confiado en su publicación, al decirles que nos ayuden, pues los gobiernos y las líneas de asistencia de las empresas, nos dicen:
- Si el producto no tiene el código de fábrica, lo sentimos, no es nuestra responsabilidad.
Les agradecemos su pronta respuesta, algunos ejemplares han escapado y sabrá Dios que pueden hacer.
Hablando de otra cosa me gustaría que ampliaran la sección de trabajo en casa.