Mirada
Por un breve instante, tanto el soldado que marchaba de vuelta de la guerra, como el niño que observaba desde lo alto el desfile de victoria, se identificaron el uno en el otro: el soldado recordó por un instante la emoción al ver marchar a su padre y tío a la batalla, de la que no regresarían; y el niño se llenó de júbilo al imaginarse su futura partida luciendo las mejores galas y portando el armamento más sofisticado en alguna guerra venidera.