Ingreso
Tarde en la noche, en los únicos momentos de silencio que los incoherentes gritos del hijo del medio permitían oír los propios pensamientos, sin que se entremezclaran con la creación de un reino medieval en una esquina de la cocina, una ciudad distópica debajo del lavadero y un universo entero con leyes físicas más o menos similares a las del real, contenido dentro del armario, la familia decidió ingresarlo, para poder hacer espacio en la casa de los reinos imaginarios a una sala vieja y un comedor incompleto, que heredaron de un pariente lejano que murió sin descendencia.