top of page

Trasero

  • Luis Gabriel Vargas
  • 11 ene 2019
  • 1 Min. de lectura

Un día corrí tan rápido que dejé atrás mi trasero. Lo que comenzó como un suceso afortunado, gracias al cual perdí unos kilos y logré entrar en los pantalones de mi infancia, sin haber transcurrido tres días, devino en un grave problema: comencé a cansarme de andar erguido y lentamente me volví un simio.

Siendo ligeramente más listo que mis nuevos congéneres, fui enviado al último escalón de la jerarquía social del zoológico y apenas podía alimentarme con las migajas escupidas hacia mí, por los alfas y sus crías.

Comments


  • Facebook Clean Grey
  • Twitter Clean Grey
  • LinkedIn Clean Grey
bottom of page