Bruja
Cinco intrépidos hombres, arriesgando sus almas inmortales, hicieron frente a un terrible espíritu encarnado en mujer, que con toda clase de maleficios y artes ocultas puso a un hombre contra otro, al padre contra el hijo, al amigo contra el amigo.
Atrapada al borde de un abismo, la fiera cautiva intentó sus últimos trucos: transformarse en una lastimera mujer indefensa y rogar misericordia; ofrecer su cuerpo y pertenencias a cambio del respeto por la vida, e infundir el miedo en sus perseguidores con calumnias y maldiciones.
Afortunadamente uno de los cazadores supo evadir cada una de las artimañas e instó a sus compañeros a no ablandarse y redoblar los esfuerzos para poder atajar los instintos de ayuda, caridad, humanidad, y poder así hacer justicia, la única y verdadera voluntad del creador.
El hecho de estar parados frente a una mujer, hija, hermana, esposa, no impidió que el tribunal de palos se dotara de sacralidad, transformando los instrumentos agrarios en el veredicto de la divina voluntad.