La Buena Acción
Un rico que se encontraba cenando vio como un pobre en la calle se había sentado a comer un pan cerca de un espejo. Al inicio el hombre no prestó mayor atención, pero al cabo de un parpadeo se percató de que el pobre fingía tomar los manjares del espejo y, simulaba que su rancio pan era langosta, dátiles o jabalí.
El hombre decidió salir y darle un espejo más grande, que le alcanzara a reflejar los postres y así pudiera tener una buena cena, por lo menos una noche.